Bumi Barú

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martes, 24 de enero de 2012

Me gusta el mar.

El otro día, no recuerdo bien quien fue que me dijo, que estaba contento de ver que últimamente no había habido ninguna catástrofe marítima con el pertinente derramamiento de petróleo al mar. Le escuché con atención y en parte, aquella frase era cierta, y me alegré por ello. Pero mi mente se fue en un instante hasta el desafortunado momento del Tsunami de Japón y recordé cómo los vertidos de las centrales nucleares seguían vertiendo al océano diariamente cientos de litros de radiactividad al mar. Aunque ya no se hable de ello, sigue sucediendo este proceso de vertidos.
Luego me vino otra imagen en la que cientos de plásticos forman una isla de basura en el Océano Pacífico de 1.400.000km cuadrados, donde hay un giro de corrientes. La basura queda atrapada en ese bucle.

A mi me encanta el mar. Su ruido, su olor, nadar. En más de una ocasión he aprovechado en limpiar los plásticos que llegan a la orilla amontonándolos para que no vuelvan a desaparecer en la inmensidad. No acabo de entender cómo hay gente que puede nadar entre ellos, ajenos a la porquería verano tras verano, sin tan siquiera sacarlos del agua.
Bueno, yo seguiré haciendo mi pequeño trabajo de hormigua cuando me encuentre con uno de ellos pero creo que todos nos merecemos tener una bonita imagen de como son nuestros mares y como debemos intentar mantenerlos así que os dejo con un vídeo que seguro que os aportará tranquilidad, belleza y serenidad. Qué lo disfrutéis... para mi es uno de los más bellos que he visto jamás.

La belleza del fondo del mar.

6 comentarios:

  1. Querida Marta, el mar, o la mar... se le puede llamar de las dos formas, es una fuente de energía enorme y además sirve para diluir en el nuestros tormentos. Sigue cuidándol@ como lo haces hasta ahora y él o ella, te seguirá regalando palabras para que tú luego las escribas...

    Un abrazo como el de las olas del mar

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    1. ¡Muchas gracias José María! Sea chico o chica...lo importante es que entre todos la cuidemos y podamos seguir nadando y disfrutando en él o ella. Un abrazo. Marta.

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  2. Es curioso eso que cuentas a cerca de tu recolección desinteresada de los plásticos en la orilla, Marta.
    Hay un relato en el saber popular que ilustra tu actitud y tu conducta de recolección de plásticos en la orilla del mar: el caso del muchacho que las devolvía al agua porque sabía que, aunque fuera tan sólo para una, a lo mejor así para ella sola, ya marcaba la diferencia respecto a la totalidad.
    Quizás, Marta, que lo consigamos o no, no dependa de nosotros. Lo único que es nuestro en sí y que nos hace sentirnos realizados aparte de nuestros actos, sea, tal vez y tan solamente, nuestra intención con la que hacemos las cosas. Sigue así, Marta.
    Precioso el vídeo del fondo marino. Cuando lo estaba observando me venían a la mente recuerdos agradables y nítidos de un pasado lejano en mi infancia y respecto a la esfera familiar.
    Un saludo cordial.

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    1. Me alegra saber que te ha gustado el vídeo.
      A mi me gustaría que mis hijos puedan disfrutar de los mismos recuerdos del mar limpio que seguramente nosotros vivimos...por eso tengo esta actitud de hacer lo mejor para mi entorno cuando debo me lo pide el alma. No puedo pensar en un mundo sucio, destruido...me apaga.

      Gracias por tu referencia al relato del muchacho, lo desconocía.Es genial porque siempre se aprende.
      Un bumibeso.

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  3. Hola de nuevo Marta,
    Perdón por el lapsus en el comentario anterior: en el relato del muchacho alude a las estrellas de mar. Te digo.
    En rigor, es un relato sobre un niño que va cogiendo las estrellas que han quedado atrapadas en la arena del mar después de la bajamar y las devuelve al agua. Él sabe que no las podrá devolver todas al agua, pero a lo mejor para una sola de ellas, en ese sentido, sí es importante para ella, es decir, ya marca la diferencia.
    Creo que lo que quiere decir este bello cuento -en su forma resumida para no enrollarme- es que todos somos importantes, por contraposición al clisé cultural extendido culturalmente y negativamente que plantea que: "Nadie es imprescindible". Pues yo creo que: "Todos somos importantes".
    A lo mejor, para un solo plástico que tú recoges en la orilla del mar Marta, posiblemente para esa conciencia material, ya habrá merecido la pena su recolección de dicho objeto, es decir, ya le has marcado la diferencia con respecto a la totalidad de los plásticos o residuos.
    Es una apuesta y una lucha por el planeta sostenible.
    Repito, mil perdones por el lapsus.
    Enhorabuena por el blog.
    Saludos cordiales.

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    1. Creo que entendí el concepto de tu alusión pero ahora que nos has contado el relato es mucho más claro...qué bello gesto. ;-)y relato recoger y lanzar de nuevo las estrellas al mar.
      Pues eso...seguiré quitando plásticos del mar, recogiendo botellas y porquerías de los bosques...¿te unes?...¡ya seremos dos! ;-)
      Un bumibeso.

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